Call of Duty: Ghosts - Cuando la avaricia de Activision desgastó la saga
En breve
Con el reciente estreno de la campaña de Call Of Duty: Modern Warfare 3, la falta de innovación y el agotamiento de la franquicia son temas que ha vuelto a estar en boca de todos. Algo que parece inevitable si consideramos que, desde 2007 sus estrenos se volvieron anuales, la fatiga de la saga fue algo que los fans comenzaron a notar de inmediato y que causó una gran decepción, pues Black Ops 2, su entrega anterior, demostró el potencial de revolucionar la franquicia a través de una memorable campaña, y un multijugador excelente.
Si nos queremos ir por lo fácil, apuntar nuestros dedos hacia Activisión por este "fracaso" -si es que podemos tildar así a un lanzamiento que a 2020 vendió 30 millones de copias- se ve algo tentador, especialmente si consideramos que, a simple vista, las avariciosas mentes detrás de la compañía nos vendieron otro juego reciclado, donde solo destaca el nombre de uno de los personajes más queridos de la franquicia. Sin embargo, esto sería simplificar una realidad mucho más compleja.
Gran parte de los problemas de Call Of Duty: Ghost se dieron porque tanto su campaña como el multijugador estuvo a cargo de Raven Software, estudio que por primera vez desarrolló estos casi por cuenta propia, de no ser por la pequeña supervisión de Infinity Ward. Digamos que estos no son para nada unos novatos ya que han estado detrás de Star Wars Jedi Knight: Jedi Academy y X-Men Origins: Wolverine, dos de mis juegos favoritos.
Sin embargo, el talento del estudio no aseguraba nada, ya que el estreno de "Ghost" estuvo marcado por mentiras publicitarias. En primer lugar, fue anunciado como un juego next gen, ya que sería el último estreno en la séptima generación de consolas y el gran salto al PlayStation 4 o la Xbox One. Pero no se siente así, revisitarlo es más bien una experiencia gráficamente inferior a, por ejemplo, Battlefield 4. Aunque para ser justos es realmente difícil competir con las maravillas que hacía el Frostbite 3 de EA. Pero sus problemas no solo radican en sus gráficos, ya que en los controles se siente un juego tosco.
Durante la campaña, el movimiento de nuestro personaje es lento, esprintar es como correr en un sueño, aunque tenga su respectiva animación, no nos da una sensación de velocidad satisfactoria, convirtiendo esta acción en una, a momentos, desesperante. Lanzar granadas es extraño ya que sus físicas son malas y la potencia de las armas tampoco ayuda. Las secuencias de torretas en vehículos o controlar en cierta parte de la historia una sniper a distancia son experiencias pobres, incluso el Modern Warfare original - lanzado 6 años antes que este- lo hace mejor.
Otra de las mentiras fue que su desarrollo sería con un motor gráfico completamente nuevo, algo que no fue del todo cierto, ya que tan solo es una actualización del IW Engine 5.0 al 6.0, lo que se nota en detalles como las pocas expresiones faciales de lo personajes en los momentos de mayor tensión. Pero, para ser justos, tampoco es que se vea tan mal, ya que hay niveles que cuentan con una gran cantidad de detalles, y esto es quizás lo más sobresaliente, ya que la variedad de ambientes, en términos jugables, fue algo destacable.
Antes de jugarlo aún atesoraba en mi memoria la impresionante destrucción que tenía la misión de apertura, lo increíble que eran las del espacio, donde no recordaba que la jugabilidad cambiara de esa manera, y que decir de los niveles marinos que aún son un deleite visual con una sensación de disparo completamente diferente. Aunque haya sido una campaña que no sobresalía mucho en términos narrativos, si es una que logra entretenernos con su variedad.
Su concepto es uno interesante, pero poco convincente. De manera resumida, por primera vez vemos que el enemigo es Sudamérica o La Federación -sí, con chilito incluido- la que unida se alza contra Estados Unidos y los ponen contra las cuerdas al apoderarse de un satélite bombardero llamado O.D.I.N. En esta historia tomamos el control de Logan junto a su hermano "Hesh", que en una de sus misiones de infiltración se topan con la División Ghost, una que era considerada como un mito, pero que se ve involucrada de cerca en el conflicto al tener a uno de sus antiguos miembros como cabecilla de la facción enemiga.
Digamos que Rorke -villano de turno en esta entrega- es uno en el que no se detienen mucho, oportunidad que considero completamente desperdiciada, ya que tan solo con la personalidad que le dio su actor de doblaje, despertaba un interés real en la historia, y que tenía el potencial suficiente para competir con Makarov. Lástima que esto no aplique al protagonista, uno que no habla en todo el juego, ni siquiera cuando matan a su padre antiguo miembro de los ghost y compañero de Rorke- de una manera tan cruel frente a sus ojos.
Pese a no ser la peor campaña, su mayor problema es que abusa de los momentos clichés y palomiteros de la saga. Llegaban puntos en los que estaba agotado de reventar una puerta con la típica cámara lenta, escapar de un edificio mientras todo explotaba o ser parte de una persecución en vehículo, cosas que he visto hasta el cansancio en entregas anteriores.
Poco se puede hablar de su multijugador ya que, según las estadísticas de Steam, a octubre de 2023, su pico máximo fue de 143 jugadores, una pena considerando que particularmente en esta entrega, la experiencia con otros jugadores y los mapas eran bastante entretenidos. Tengo muy buenos recuerdos de esas tardes de 2014 en las que pasaba horas en el multiplayer y también en la gran novedad, el Modo Extinción, que cambió los clásicos zombies por alienígenas, lo que transformaba la experiencia en algo cercano a un Hero Shooter.
Sin embargo, diez años han pasado y al parecer Activision no ha aprendido nada, prueba de esto es el agotamiento de la franquicia que estamos sufriendo nuevamente. Dudo que la saga llegue a su fin, ya que al parecer Warzone es el modelo de negocios más rentable que han tenido en los últimos años, tan solo queda esperar que alguna de estas entregas sea perdurable, por lo menos más de un año, ya que se han quedado suficientes experiencias multijugadores excelentes en el camino como para seguir alargando la lista.
Con el acuerdo cerrado entre Activision y Microsoft quizás haya una pequeña luz de esperanza cuando tengamos el catalogo completo de la saga en la plataforma de Game Pass, tan solo podemos cruzarnos de brazos para ver si esta adquisición podrá ser la salvación a una saga que pide a gritos retomar lo que la hizo tan grande.
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