Flappy Bird - 10 años desde el icónico juego de mierda
Reseñado por: Tom Castillo
En resumen
Así es, tal como lo dice el titulo Flappy Bird es un juego de mierda, pero verdaderamente fascinante.
Digamos que no tanto por lo que ofrece, siendo honestos, es bastante poco - sino por la historia que lo rodea, pues nos entrega una perspectiva interesante en lo que ha sido la historia de uno de de los segmentos más populares, pero contradictoriamente poco explorados, de los videojuegos: el mobile gaming.
En detalle
Partamos con lo obvio, Flappy Bird no es un buen juego. De hecho, es un juego tan básico que me cuesta pensar en él como algo más que un proyecto de un fin de semana, pues, más allá de su gameplay, no tiene nada más que ofrecer.
Sus elementos visuales parecen plagiados de títulos como Super Mario Bros. Carece de banda sonora, y es tan poco responsivo que me recuerda a los peores juegos flash de mi infancia. Incluso, si lo comparamos con el resto de sus pares en el 7mo círculo del infierno que tiende a ser el mundo del mobile gaming; llega a ser cómico lo simple y mediocre que es.
Sin embargo, fue un éxito rotundo, y gozó de un intenso periodo de popularidad que lo convirtió en uno de los juegos móviles más influyentes de la pasada década. A través de los años, he visto que se ha descrito a Flappy Bird como un “kusoge moderno”, es decir, como un "disfrutable y enigmático juego de mierda". Y no puedo estar más de acuerdo.
La idea base es sólida, y su ejecución es, cuanto menos, interesante, pues logró lo imposible: captar la atención del mundo entero. En términos más coloquiales, realmente vale 14 hectáreas de callampa, pero sabe ser atrapante. Características un tanto contradictorias, pero que muchos otros títulos desearían tener.
Ahora, ya bien sabemos que su éxito fue tan fugaz como su gameplay. Desapareció de una forma tan cómicamente dramática que no puedo evitar recordarla sin reírme. Su propio creador mató el proyecto de una forma abrupta e intentó eliminarlo por completo de los anales de la historia del gaming.
Durante su explosiva popularidad y posterior muerte, inspiró una innumerable cantidad de imitaciones que -en buen chileno- eran su versión Fruna. Lo gracioso del asunto fue que, este hito inspiró la creación de ofensas criminales a los videojuegos e incluso versiones que eran - debatiblemente - mejores que la original. Ya sea por un giro en las mecánicas, una mejor ejecución de los aspectos gráficos y sonoros, nuevos modos de juego; varios "knock-offs nos demostraban que era posible expandir la idea original y crear un título bastante más robusto que la experiencia vanilla, pero sin perder sus bases tan memorables.
Tras 10 años, he de admitir - contradictoriamente a lo que parece - que aún sigo recordando con algo de cariño este mediocre juego. Ojo, no busco reivindicarlo con los típicos titulares de "Flappy Bird es una joya incomprendida" o ser recordado como “el pendejo que cree que Flappy Bird es bueno", pues como repetí hasta el cansancio, es un juego de mierda, pero, creo que es necesario recordarlo.
Me guardaré el resto de la historia de este absurdo juego para más adelante. Pero les garantizo que, esta no será la última vez que me verán escribiendo sobre este curioso e icónico bodrio jugable.
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